miércoles, 25 de marzo de 2015

CUANTA ESPERANZA EN VOS PIBE

Los sueños de otra época mezclados entre acordes y voces melodiosas junto con costumbres que quedaron enterradas en la arena por las patas de un pingo que se hizo roncador. La nostalgia no tiene dividendo, pero siempre está ligada a los sueños. En ese totalizador imaginario que antes fué ventanilla, el 3 y 2 de ese momento era una "parada" significativa. Hoy le dió paso al haceme el 7 a primero con todos y todos en una trifecta cuyo resultado es una utopía. Por ahi cruza el 7 por varios y cuando pasa la rubia el papelito por la máquina, no salvaste la parada. Te bancaste solo. También, miremos el lado nuevo, en esa perinola loca te tocaron dos "bagres" de acompañaante y te llevás un "vento" importante. Cambiaron las formas de jugar, las formas de participar, es que todo cambia. Tú también cambiaste, quizás no te hayas dado cuenta. Antes en la época del 3 y 2 la Oficial era para los de traje corbata y funyi, siempre al tono, Las damas de vestido largo engalanados con sus hermosas capelinas, Vos eras de la "perrera", a lo sumo del Paddock, las "verdes" se daban a ojo y demoraban una etermidad. La seña del pícaro que estaba cerca de la raya, si la conocías, te hacía sacar el "torbelo" e ibas, según la misma, al de adentro o al de afuera. En ese instante tomabas más "paradas" que el Gordo Masita, que estaba atrás del tubo en algún bulín de la Avda Corrientes, cuando era angosta. Que tiempos aquellos!!! Las cuentas se liquidaban el lunes en El Tropezón, donde el puchero era favorito y su seguidor era el Vino Carlón. Los de menor enjundia siempre estaban en algún arbolito, de ahi su nombre, cerca del picadero. Ahi no había fiado y era "plata en mano". Matar o morir en todos los renglones. Los riegos que se corrian, eran ir al "cuartito" y según la pinta, te derivaban a la de la zona, o a Belgrano donde te hacían tocar el "pianito". Los novatos después de la última quedaban libres. Mientras tanto el hipódromo reunía una cantidad de publico importante. Quizás vos que sos nuevo en esto del escolazo, ni tenés idea los que éramos. Ahora hay zonas restringidas, ya los vigilantes no existen. Los cambiaron por los "patovicas", esos grandotes fisicoculturistas, que si tirás la revista al cielo, en señal de triunfo, te la hacen levantar más rápido que una colilla de cigarro. Bueno ya cigarros no hay, el humo es una de las tantas cosas que desaparecieron. Eran señales ya desconocidas de asado o fasolari abundante. Los studs desaparecieron, ahora se cuida adentro del hipódromo y ahi no se puede. Los patrones, término de la época, para poder ver al caballo, piden número al entrenador con días de anticipo. La relación con el peón de parte del propietario es casi nula. El "barato" se hizo caro y desapareció del ambiente. Voy a nombrar no se si al último exponente de la "propina" el del Agus. Iba preparado de antemano y en el mismo podio, cuando el peón "enmantaba" al ganador ahi aprovechaba y le daba un "dulce de leche" al peón, La globalización alcanzó también al turf. Los tiempos han cambiado y mucho. Los propietarios nuevos disfrutan del turf de una manera distinta. Calculan el tiempo y si les permite, llegan al hipódromo como máximo una carrera antes de la de su caballo. van derecho a la redonda y antes pasan por la máquina, cosa que su caballo en el "tota" pague poco. Ello les sirve de estímulo, ni pensar en quienes ganaron las anteriores. Ganando o perdiendo su permanencia en el hipódromo, a lo sumo es no más de una hora. Un refresco para la barra, los ves con las manos en alto y es para pagar cada uno su bebida. Los más osados paga uno sólo y se descuenta del premio. No es lo más aconsejable para el "taura" que al rato acorta la espera. Dame tanto, acá adentro no se puede tomar ni agua, lo caro que está. Mientras tanto el cuida los despide porque tiene que ir a boxes a ensillar y el peoncito encamina en silencio su camino en busca del box. Acaricia al pingo, le agradece, lo raciona, le da agua de beber, según el clima le echa la manta de dormir, atiende al resto de sus caballos que no son menos de tres o cuatro y espera el bondi si vive lejos o pedalea si vive cerca. Ah me olvidaba, la ilusión de que gane el Nacional, el peón no la pierde nunca. Los del tiempo del 3 y 2 seguimos con la ilusión de volver a ver a un triplecoronado, Lucha entre el tiempo que nos queda y el lirismo de un patrón que sacó al crack del año. Ojalá sea pronto.

JORGE GOTTLING


  • LEER SUS COMENTARIOS ME DAN TANTA FELICIDAD, COMO LO HACIA ESE OTRO GRAN OBSERVADOR PORTEÑO, QUE FUE JORGE GOTTLING. FELICITACIONES TROESMA!!!!

  • Omar Puentes Zignago Muchas gracias Rolando. Es Vd muy generoso en un handicap libre el Sr. Jorge Gottling itía de 72 y yo de 49 con Encinas en el lomo.

  • Omar Puentes Zignago Tuve la dicha de conocerlo a Jorge Gottling en mi paso por Clarín. Un fenómeno que no admite comparaciones. Como periodista y como persona. Si en ambos rubros hubiera que punturalo era un draw de 120 por 120 asi se leerian las tarjetas.

  • Rolando Jose Kovacih ESTIMADO OMAR YO NO DUDO DE LA CALIDAD DEL ALEMAN NI TAMPOCO DE SU MODESTIA. SOLAMENTE AFIRMO QUE CUANDO SE PARALIZO SU PLUMA PRODIGIOSA, LOS PORTEÑOS DE LEY QUEDAMOS SUMIDOS EN UNA ORFANDAD QUE SOLO LEYENDOLO A USTED, PUEDO SUPERARLA. OJO QUE NO ES CHAMUYO, ES SIMPLEMENTE LA VOZ DE MI CUORE.

  • Omar Puentes Zignago Por mi trabajo yo casi no iba a la redacción. Lo mío estaba nb la pista a la mañana y me ingeniaba para tener el mayor tiempo disponible y para ello el material lo enviaba por fax y como escribir y de esa forma explicarlo no me resultaba nada trabajoso, conocía poca gente de redacción. Al otro día de salir la Revista Blanca le adjudicaba una chance de la Plata a cada caballo que corría en los máximos y para La Plata asumía la tarea de hacer las triples fórmulas y el lance. Jorge llegaba casi todos los días a la Sección para ver ,lo que decía El Gaucho. Era fanático mío sin conocernos. Si le digo cuando nos conocimos personalmente Vd no me va a creer. El día que entregaban las medallas a los que cumplíamos 25 años ininterrumpidos de trabajo en Clarín, subió al tercer piso y hicimos la presentación formal. Un honor y un recuerdo mucho más valioso que la medalla. Estuvo a mi lado permanentemente, whisky de por medio, durante toda la premiación, que a fuer de sinceros fué tan fría como si se hiciese en el polo. Ya estab medio jodido de salud pero aguantó firme la "sanata" y mientras tanto me deleitó con su decir de su forma de vivir. Un bohemio de pura cepa. Con más calle que la ciudad más enorme que podamos imaginar.
  • DESPUES DE ESTO NO VA CON ENCINAS Y CON 48 EN EL LOMO. KILOS SON MEDALLAS PERO PARA ESTE CASO, VALE LA PENA DECIR....MEDALLAS SON KILOS.
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Ojalá el agradecimiento suyo en sólo un 10% hubiese sido volcado de nuestros compañeros Jefes de tantas Secciones de Carreras o de Turf, como quieran llamarlos, para con todos los cronometristas o reporter de piestas, con o nos llamaban cuando comencé mi labor. No quiero dejar la sensación de ser quejoso. Por el contrario, soy un agradecido a la vida, que me dió la oportunidad de poder vivir de mi sustento, y el mismo estaba en todas y cada una de las mañanas de los 365 días del año sin excepciones. Nuestra labor era informar a los Jefes la misma y opinar sobre las chances de cada caballo. El fenomenal Américo Onetto, un señor con todas las letras, decía con justa razón: "Gaucho nosotros todos los días jugamos una final" y los Jefes, todos sin excepción, jamás hicieron reconocer a las empresas ese trabajo. Nuestra labor tuvo un techo, el de Cronista, con el sueldo correspondiente, pero sin reconocimiento alguno. Cuando hablo lo hago en plural porque considero que todos fuimos "usados" como forros desechables. Roberto Moya, muy buen cronometrista, fué el único que superó esa barrera y logró llegar a ser Secretario de página en La Nación, cosa que mucho valoro y creo justa de parte de los Mitre. Aunque él como Secretario de página jamás pidió un cronometrista asignado en Palermo ni en la Plata, cosa que se la reproché siempre, aunque no hay tenido eco. Para ser más explícito le comento que con motivo del Latinoamericano disputado en la Plata, Carlos Cardoso en ese momento Jefe de página de La Nación, me hizo pedir por intemedio de Juan José Martínez, colaborador en La Plata, los ejercicios de los ejemplares extranjeros y platenses en la previa. La contestación Vd ya la imagina. Decile a Carlos que me lo pida a mi que no tengo problemas. Cuando lo hizo le contesté que trabajaba para Clarín y si quería saber quien me gustaba para jugarle un boleto, no tenía problemas, pero ese trabajo era exclusivo para el medio que me pagaba y al cual le debía respeto.

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